Siete años estudiando la variación de la turbidez en la desembocadura del río Ulla para prevenir pérdidas en el sector marisquero

Una elevada concentración de partículas en el agua dificulta el paso de la luz a través de la columna de agua, reduciendo la profundidad de la capa fótica y afectando a los organismos fotosintéticos. Pero una elevada turbidez, la propiedad óptica del agua que representa la cantidad de luz que refleja la materia en suspensión, también puede tener efectos negativos sobre los organismos bentónicos no fotosintéticos, una vez que la materia en suspensión comienza a sedimentar. Precisamente la aportación de sedimento que traen consigo las riadas, puede producir altas tasas de mortalidad en los bivalvos, con graves repercusiones económicas en zonas de producción marisquera. Tal es el caso de la ría de Arousa, donde cada año se extraen hasta 700.000 kilos de almeja, una producción muy sensible a las riadas, tanto por el descenso de la salinidad, que ocasiona la llegada de agua dulce, como por la aportación de sedimento, dado que el enterramiento de los organismos cultivados puede ocasionar elevadas tasas de mortalidad en los bivalvos, con graves repercusiones en la economía local.

Con el objetivo de predecir la turbidez en los ríos, lo que permitiría prevenir posibles pérdidas económicas para el sector marisquero, así como los daños ocasionados en los organismos, el doctor en Ciencias del Mar y coordinador de la Unidad de Oceanografía de la Ecimat, José González, participó entre los años 2008 al 2015 en una investigación del Grupo de Oceanografía de la Universidad de Vigo, coordinada por Ramiro Varela, centrada en el estudio de los valores de la turbidez en el tramo final del río Ulla, concretamente de su desembocadura en la ría de Arousa. “Mientras la monitorización de la salinidad es una tarea fácil de realizar y la predicción de su evolución en función de las lluvias y del caudal del río no conllevan gran dificultad, la turbidez presenta más problemas”, explica González, en relación, por una parte, a la necesidad de mantener limpia en todo momento la lente del sensor responsable de la monitorización y, por otra, porque la relación entre la turbidez y el caudal o la lluvia aun no es bien conocida, lo que impide realizar una previsión de los valores de la turbidez en función de las previsión de estas variables.

Para conseguir una mejor comprensión de la variación temporal de los valores de turbidez, se monitorizó con una frecuencia horaria y durante siete años, los valores de turbidez en el tramo final del río Ulla, “lo que permite establecer la relación con los valores de caudal y precipitaciones registradas”, explica José González, que en este rato trabaja en el procesamiento de los datos recogidos. Con este objetivo se utlizaron dos estaciones de medición en el tramo final del río Ulla y se emplearon los datos de precipitaciones registrados en las estaciones de Meteogalicia situadas en la cuenca del río, así como los datos de caudal de la estación ubicada aguas arriba.

Establecida una relación entre los incrementos de caudal y el aumento de valores de turbidez

“Es lógico pensar que la turbidez del agua puede depender de las precipitaciones, por los sedimentos que arrastran las lluvias con el agua de escorrentía, o de los aumentos del caudal, por los sedimentos que arrastran los ríos durante las crecidas”, explica el coordinador de la Unidad de Oceanografía de la Ecimat. No obstante, a lo largo de los siete años de estudio se comprobó que el promedio mensual de turbidez no presenta diferencias significativas a lo largo del ciclo anual, así como tampoco se encontró una relación directa de los valores de turbidez con la lluvia y el caudal. “¿Significa esto que no existe ninguna relación entre la turbidez y las lluvias o el caudal? La respuesta es no, lo que implica esto es que la relación es más compleja”, explica González.

Por un lado, el investigador señala que el río Ulla tiene su caudal regulado por presas, lo que hace que éste no dependa únicamente de las lluvias, sino que el agua puede ser liberada de manera progresiva o incluso con anterioridad a que se produzcan las precipitaciones. “No obstante, sí se consiguió establecer una relación entre los incrementos de caudal y el aumento de los valores de turbidez. Es decir, cuando se produce un incremento de caudal se observó que con frecuencia lleva asociado un incremento de los valores de turbidez, pero con posterioridad al aumento de caudal, aunque este siga siendo elevado, los valores de turbidez vuelven a la normalidad”, señala el investigador, que explica que esto se debe a que es durante la fase de aumento de caudal cuando se produce un mayor arrastre de sedimentos por parte del río, de manera, que tras ese incremento inicial, la cantidad de materiales en suspensión va disminuyendo, independientemente del valor del caudal en ese tiempo. “Esta es la causa de que no se poda establecer una relación directa entre el valor del caudal y la turbidez, ya que esta depende únicamente de su variación y no de su valor absoluto”, explica el investigador.

Previsiones de lluvia y de caudal para conocer el nivel de riesgo de un aumento de la turbidez

La investigación desarrollada estos últimos años también permitió confirmar que existe una relación entre la magnitud del incremento del caudal y las precipitaciones y la probabilidad de que se produzca un aumento de turbidez. Así, cuanto mayor sea la magnitud del incremento del caudal o mayores sean las precipitaciones, más probable es que aumente la turbidez en aguas del río. Asimismo, la probabilidad de que aumente la turbidez también es mayor cuando el aumento de caudal va asociado a un episodio de lluvias.

“A modo de ejemplo podemos decir que la probabilidad de que aumente la turbidez en el río varía entre un 60% cuando se produce un aumento de caudal, de cualquier magnitud, y valores superiores al 90% cuando el caudal se incrementa en más de un 50% y se registran lluvias superiores a los 10 l/m2”, detalla José González, que señala que estos datos con los que están trabajando en la actualidad, permitirán que a partir de las previsiones de lluvia y de caudal para la zona, sea posible predecir el nivel de riesgo de que se produzca un aumento de turbidez que pueda ocasionar daños en los organismos y así prevenir posibles pérdidas económicas para el sector marisquero.

Fuente: duvi